A raíz de la reciente crisis diplomática entre México y España, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, manifestó en rueda de prensa como inaceptable la exclusión del rey Felipe VI a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum. Al mandatario pareciera sorprenderle que un gobierno progresista como el de México y con quien parece coincidir ideológicamente, use la figura del Rey para avanzar intereses de política interna. Aunque bien dicen que entre gitanos no se leen la mano; pues Sánchez y sus aliados han sido expertos en revivir fantasmas del pasado para capitalizarlos políticamente, tal como sus pares mexicanos. 

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