La posverdad se ha instalado en el debate público mexicano: se aseveran falsedades para desacreditar los hechos. Sin hechos que discutir no es posible el conocimiento ni escoger los mejores caminos. ¿La ventaja?: el poder. Les ha funcionado, para discutir cualquier tema, los defensores del nuevo régimen apelan siempre a los otros datos, a «sus» hechos, a «su» verdad. Seguramente el ejemplo más ridículo de este proceder queda plasmado en el «no se tirará ni un solo árbol» que emitió López Obrador con respecto al tren maya. La nueva andanada oficialista, absolutamente ridícula, sostiene que la militarización de la Guardia Nacional no es militarización. La senadora Chavez dijo que el concepto de militarización lo acuñaron ellos y que cuando se usa se apela a un estado de cosas donde hay desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y tortura, cosa que, según ella, no acontece hoy día en México, lo que es a todas luces falso: en México persisten la tortura y las ejecuciones extrajudiciales. Por otro lado, la Senadora Martha Lucía Micher solicitó a la oposición que deje de engañar al pueblo, pues, dado que en México no hay dictadura, entonces no hay militarización. Militarización, advirtió, es la de Pinochet en Chile y la de Videla en Argentina.
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